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I Centenario del fallecimiento de Joseph Conrad

jOSEPH cONRAD, ESCRITOR.

 

I Centenario del fallecimiento de Joseph Conrad

Se conmemora el I Centenario del fallecimiento de Joseph Conrad

El autor de El corazón de las tinieblas y otras obras insignes en las que explora el misterioso mundo de la psicología de sus personajes y muestra su evidente decepción y pesimismo sobre el género humano.

Ana Alejandre

En este año se conmemora el I Centenario del fallecimiento de Joseph Conrad, cuyo nombre verdadero era Józef Teodor Konrad Korzeniowski. Nació en Berdichev, Polonia (actualmente en Ucrania), el 3 de diciembre de 1857, hijo de un noble polaco, de quien heredó su amor apasionado por la literatura, por lo que desde muy niño fue un ferviente lector.

Cuando contaba 12 años quedó huérfano y, poco después, con tan sólo 16 años, abandonó la Polonia ocupada por los rusos y se instaló en Marsella. A partir de entonces y durante los siguientes cuatro años se enroló en barcos mercantes franceses con los que realizó múltiples navegaciones y, quizás por su espíritu aventurero, luchó en España en las guerras carlistas al lado de las tropas de don Carlos, viviendo en dicha etapa una apasionada y tormentosa historia de amor que lo llevó al borde del suicidio. Más tarde, pasó a prestar servicios a la Marina mercante inglesa y de esta forma obtuvo la nacionalidad británica en 1886, cambiando posteriormente su nombre, adaptándolo a su nueva nacionalidad.

Siguió navegando constantemente durante más de diez años, sobre todo por Oriente. Durante dichas travesías vivió múltiples y variopintas experiencias, sobre todo en el archipiélago malayo y en el río Congo durante 1890, y todas ellas son expuestas en sus relatos, escritos en inglés, idioma que dominaba a la perfección, además de otras tres lenguas como son el polaco, el ruso y el francés. En el mismo año que publicó su primera novela, se casó con Jessie George, en 1895.

Conrad escribió una extensa obra que comprende trece novelas, dos libros de memorias y casi una treintena de relatos cortos, pese a que siempre confesó que escribir le resultaba difícil y doloroso, lo que recoge este comentario suyo tras finalizar la novela Nostromo (1904), considerada por la mayoría de la crítica como su obra maestra: "un triunfo por el que mis amigos podrán felicitarme como si hubiera salido de una grave enfermedad". Unido a la penosa tarea de escribir, tuvo que soportar el sufrimiento que le producía la gota, y añadido a esto al ver a su mujer postrada por parálisis y los escasos ingresos que obtenía de su trabajo que confluían en su vida, ya de por sí difícil, para hacerla aún más penosa.

La obra de Joseph Conrad se caracteriza porque, como telón de fondo de las extraordinarias historias que narraba, estaba siempre la vida en el mar y también los muchos y, en ocasiones, exóticos puertos, aunque el tema matriz de toda su narrativa y fundamental en la construcción de sus personajes, fue el estudio de la condición humana y la lucha perenne del individuo entre el bien y el mal. Por su conocimiento del oficio de marino, el narrador de casi todas sus historias es un marino retirado —quizás el álter ego de Conrad, ya que algunas de sus novelas se consideran autobiográficas—; de lo que puede servir de ejemplo su primera obra publicada, La locura de Almayer (1895).

No hay duda de que una de las obras más famosa de Conrad es Lord Jim (1900), en la que hace una profunda exploración en el concepto del honor, puesto de manifiesto en las acciones y sentimientos de un hombre que trata a lo largo de su vida de expiar el comportamiento cobarde que tuvo en un naufragio que sufrió en sus años de juventud y la huella imborrable que le ha dejado en forma de cupa que trata de pagar desde entonces.

Otros títulos suyos pueden son: El negro del Narciso (1897), centrada en un marinero negro; El agente secreto (1907), sobre los anarquistas londinenses; Bajo la mirada de Occidente (1911), ambientada en la Rusia represiva del siglo XIX; Victoria (1915), ambientada en los mares del sur; y el relato El corazón de las tinieblas (1902). , que pone de manifiesto las oscuras y desconocidas profundidades de la condición humana y su capacidad de vileza, lo que le convierte en una de las historias más leídas y famosas de Conrad.

En todos estos títulos, y como una constante en su obra, se halla un fondo evidente de tristeza y desaliento por la condición humana. Su estilo literario es rico, de una extraordinaria viveza e intensidad narrativa en su técnica en la que utiliza el recurso literario de las inesperadas interrupciones en el discurso cronológico de los hechos, lo que se suma a la concienzuda construcción de sus personajes que es sólida y demuestra un perfecto conocimiento de los hombres en sus múltiples variantes de conducta.

Joseph Conrad murió en Bishopsbourne, cerca de Canterbury, en 1924, aunque su memoria influyó notablemente en la novela moderna, y su obra ha sido reconocida por su indiscutible valor literario por muchos de sus más destacados contemporáneos como Arnold Bennett, John Galsworthy, Ford Madox Ford, Stephen Crane y Henry James, entre otros, llegando hasta la actualidad su fama de escritor que hace sumergirse al lector en la vorágine de las historias que cuenta y en las que queda atrapado por su perfecta técnica narrativa y la habilidad para contar historias que fascinan y conmueven y, por ello, está considerado como uno de los mejores escritores modernos en lengua inglesa porque su obra explora la fragilidad moral y la inestabilidad psicológica del ser humano.

 

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